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La alimentación adecuada es el principio básico de todos los seres humanos para crecer, desarrollarnos de forma correcta y mantenernos en buen estado de salud.
Nuestros hijos deben saber las ventajas que tiene comer bien y estar bien nutridos. Dar a nuestros hijos una alimentación sana y equilibrada es regalarles calidad de vida.

En nuestra sociedad occidental actualmente, los niños comen exceso de azúcares refinados (chocolate, chucherías, helados, pasteles) harinas blancas y refinadas (en la pasta el pan y bollería), grasas saturadas en los lácteos, carnes, embutidos. Aditivos químicos y comida procesada. Bebidas gaseosas azucaradas. Sal común (patatas fritas, keptchuP…)
También ocurre que los niños y jóvenes de hoy viven en una época en la cual la bicicleta y el jugar en la calle se han sustituido por ver la televisión, las videoconsolas y el ordenador. Esta falta de ejercicio y la deficiente alimentación son los responsables del sobrepeso y la obesidad infantil y juvenil tan alarmantes en nuestro tiempo y en nuestro país.

El plan debe ser ofrecer a nuestros hijos una alimentación basada en los productos naturales, donde los hidratos de carbono sean consumidos en forma de cereales integrales; Se de prioridad a las proteínas de origen vegetal y a los pescados. Ofrecerles verduras y frutas frescas y estacionales y si es posible ecológicas (de cultivos limpios sin pesticidas ni abonos químicos). Incorporar en su dieta las algas, las verduras de nuestro mar, como fuente de minerales. Y las semillas como fuente de calcio y de ácidos grasos esenciales (sésamo, girasol, lino, calabaza). Y frutos secos locales, almendras, nueces, avellanas. Evitar los edulcorantes artificiales, aspartato (lo contienen las bebidas ligh), ciclamato y las sacarina. A cambio utilizar endulzantes naturales como azúcar de caña integral, miel natural, siropes y estevia.

El ambiente que se crea a la hora de comer es muy importante. Cuando nuestros hijos salen de la escuela necesitan relajarse en un ambiente tranquilo, libre de discusiones, disputas. También se deben evitar las distracciones. No lectura. Apagar la Televisión, La hora de comer es el momento de disfrutar de los alimentos agradeciéndolos, saboreándolos, con una masticación eficiente que favorezca la labor digestiva del estómago. Recordar que la digestión comienza en la boca. Y cuando el niño se sienta satisfecho no insistir en más toma de alimentos. Y si sus horarios se lo permiten, invitarle a reposar de 10 a 20 minutos, para así ayudar al inicio del proceso de la digestión.

Después de cada comida debemos dejar de comer al menos dos horas para que se realice completamente la digestión.
El ejercicio físico diario es otro pilar de la salud del ser humano. Estimular y apoyar a nuestros hijos, la práctica de ejercicio físico o deporte diario será muy equilibrante en el crecimiento del niño, adolescente y joven.

La cena debe ser ligera, realizarse temprano para ir a la cama con la digestión hecha, de esta manera el descanso será más efectivo. Una merienda previa ayuda a realizar cenas ligeras. El baño de agua caliente, después de digerir la cena, ayudará al proceso de relajarse para ir a dormir. Y ¡!!Felices sueños¡¡¡
Recuerda: nuestra salud depende sobre todo, de los alimentos que ingerimos, del ejercicio que realizamos y del aire que respiramos.

 

Plácido Castro Fernández

Licenciado en Medicina por la Universidad de Santiago de Compostela, desarrolla su actividad profesional como médico de atención primaria en diversos centros de salud y actualmente centra su actividad en la consulta de dietética y nutrición. Participa en charlas de difusión de la alimentación y su importancia en nuestra salud en diferentes municipios del Bierzo y Galicia.

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