La adolescencia es una etapa de la vida donde acontecen importantes cambios físicos, emocionales y sociales. El cuerpo físico debe desarrollarse (maduración sexual, aumento de talla, aumento de peso, etc.) por ello la alimentación adquiere especial importancia debido a que los requerimientos nutricionales, para hacer frente a estos cambios, son muy elevados y es necesario un adecuado control de la alimentación para asegurar el aporte de energía y nutrientes suficientes y así evitar situaciones carenciales que puedan ser origen de alteraciones y trastornos de la salud.
Necesidad de energía según la actividad física
Las necesidades de energía están estrechamente relacionadas con el sexo, edad y nivel de actividad física. Por ello, es conveniente evaluar y clasificar la actividad física en ligera, moderada o intensa y consumir la cantidad y variedad adecuada de alimentos para satisfacer esos requerimientos.
Distribución de los nutrientes en la adolescencia
En general el aporte de hidratos de carbono debe ser un 55-65% del total dando preferencia a los complejos (integrales y bio). Las grasas deben representar entre el 30-35% del total y sobre todo insaturadas. Las proteínas son un aporte importante por el elevado nivel de crecimiento de los tejidos en esta etapa, deben suponer entre el 12 y 14%, asegurando buena parte de origen vegetal. Las vitaminas más importantes son la A, la D, el ácido fólico y el complejo B. En cuanto a los minerales más significativos son el calcio, el zinc y el hierro, este último sobre todo en las chicas (debido a la regla) y deportistas de alto rendimiento.
Cambios emocionales y sociales
La adolescencia es una etapa donde se producen importantes cambios emocionales y sociales. Estos cambios pueden influir favorable o desfavorablemente en la conducta alimentaria. Es en este periodo, donde pueden iniciarse los graves trastornos de conducta como la anorexia y la bulimia, muy asociados al culto a la imagen corporal que nuestra cultura les impone con las modas y las corrientes sociales. Los adolescentes olvidan con frecuencia que la salud depende sobre todo de una dieta sana, equilibrada y suficiente. Es labor de padres y educadores estar preparados y alerta de sus actitudes ante la comida y el peso corporal. Probablemente la adolescencia sea la última oportunidad de preparar al joven en normas y hábitos dietéticos, que le encaminen a llevar una vida adulta más sana.
Puedes ver más publicaciones en este enlace.
Buen post, lo he compartido con mis amigos.